domingo, 13 de noviembre de 2011

La sonrisa para siempre


Decidí conservar mi inocencia a la hora de mirar mi futuro y creer en eso con todo mi corazón. Aprendí de viajar a la deriva y disfrutar a mi manera lo horrible de la soledad, con la mochila comiéndome los hombros y los pies muy lejos de la tierra.

Si me despierto ahora, si algo se quiebra y me aleja del sueño, por favor que me deje la infancia presente, las manos chiquitas, los amigos que entienden, y la sonrisa para siempre.

martes, 8 de noviembre de 2011


Me encanta que me duela la mandibula de tanto reirme, y darme en cuenta en ese momento que hay pocas sensasiones más agradables que llorar de risa, y de lo importante que es poder asimilarlo y disfrutarlo como lo amerita. Los Miercoles me gusta ir al bar y dejar el higado en casa, y los jueves, a la mañana, pedirle perdón, darle un beso y tragarmelo de nuevo. Me tomó 22 años abrir los ojos y ver todas esas cosas. Darme cuenta que estoy viviendo los mejores años de mi vida, ahora mismo, con el higado en la mano, con los viajes por hacer, con los amigos que quedan. 22 años de caminar todo menos derecho, a los golpes, con la sonrisa marcada y la barba que creció siempre como quiso. Pero lo increíble no es solo eso, sino poder verlo a tiempo.

domingo, 24 de abril de 2011

Colombia - Bogota

Me da miedo volver,
me da miedo lo que pueda encontrar,
me da miedo el otoño,
me da miedo absolutamente todo,
pero quiero volver.

Colombia - Bogota

Cae la noche en Bogota y es domingo
y llueve y no hay nadie en la calle.
Ya me había olvidado como era disfrutar del silencio,
disfrutar de mí mismo, del escándalo en mi cabeza, de todo mi desorden.
Ayer me dijo un amigo que mi problema de incontención era normal,
y yo le creo, pero el problema sigue ahí, y el desorden sigue y el silencio
y todo.

Montañita - Ecuador


4 am en la costa ecuatoriana, un terremoto en Japon
desencadenó una serie de tsunamis
y todo lo que era, simplemente dejo de ser.

Hay panico por todos lados.

Yo los veo,
y de cierta manera los entiendo.

Todos perdieron el tiempo
y es hora de darse cuenta y regalarse ese momento de
desesperación
en el que todos se prometen una mejor vida,

sin cuentas pendientes,

sin maldad,

sin dolor.

Yo por mi parte
sostengo mi botella de cerveza y me mantengo
tranquilo.
Lo único que me inquieta es que el pánico provoque
de alguna manera
el cierre de los bares.

Montañita - Ecuador

Vivo en una carpa a una cuadra del mar y eso
no me hace mejor que nadie.
Extraño a mis amigos como cualquiera lo haría.
Me río siempre con un dejo de inocencia y lloro
y grito y me sacudo, siempre caprichoso, y así me divierto.

lunes, 14 de marzo de 2011

Montañita - Ecuador


Hoy me despierto sofocado por el calor y los veo a todos, a los idiotas, al que recorre carpa por carpa regalando sus buenos días y recibiendo sonrisas y resacas, estoy seguro de que puedo verlos a todos y todos somos parte del circo ahora. Los locos acaban de tomar el lugar, en la cocina alguien prepara café y yo, con esta falta de Buenos Aires cada vez más insoportable.

Huanchaco - Peru

Hay un chico peruano jugando a orillas del oceano pacífico, y hay un ebrio observando como dos aviones se cruzan en el cielo, y lo demás es hermoso.
Hay cientos de personas que no saben sonreir y no los culpo.
El mundo no es un asco, simplemente está lleno de idiotas.

Cusco - Peru

Al menos una vez al día me regalo unos minutos para pensar en que extraño a mis amigos y su simpleza para controlar mis estados de animo y mantenerme alegre y capaz de devolverles todo cuanto pueda.
Extraño a mi mamá que con toda su ternura supo llevar 21 años de alegría conmigo y que ahora no para de serme necesaria en cantidades de momentos.
Extraño a mi papá y volvería mil veces nada más que para abrazarlo. Y extraño a mi hermano simplemente porque es la mitad de mí y de todo lo que me pasa.
Por suerte tengo recuerdo claro de todo lo que me daban y eso no es más que calma y bienvenida a todo lo que pase.

La Paz

Ya no son las mismas cuatro paredes, ni el mismo frío,
ni la misma lluvia. Ya no es Buenos Aires quien me regala su euforia y su ritmo frenetico.
Ahora todo es distinto, todos escupen su rencor como idiotas creyendo que así debería ser, y aunque quedan unos pocos, Buenos Aires sigue siendo veneno para la gran mayoría.