4 am en la costa ecuatoriana, un terremoto en Japon
desencadenó una serie de tsunamis
y todo lo que era, simplemente dejo de ser.
Hay panico por todos lados.
Yo los veo,
y de cierta manera los entiendo.
Todos perdieron el tiempo
y es hora de darse cuenta y regalarse ese momento de
desesperación
en el que todos se prometen una mejor vida,
sin cuentas pendientes,
sin maldad,
sin dolor.
Yo por mi parte
sostengo mi botella de cerveza y me mantengo
tranquilo.
Lo único que me inquieta es que el pánico provoque
de alguna manera
el cierre de los bares.
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