domingo, 27 de mayo de 2012

Barfly


Amaba ir al bar los jueves,
entonces, decidí también ir los miércoles,
hasta que el encanto se volvió gigante,
incontrolable,
Y entonces, decidí también ir los Domingos.
No así los viernes, ni tampoco los sabados,
Pero si los Domingos, me encantaban los Domingos.
 También había otros bares,
pero supongo que no era igual,
nunca era igual.
 A mi me gustaba ese,
y su gente, que fascinación sin remedio
la que sentía por esas personas
al verlos posar su alma en la barra.
Algunos, quizás, podrían haber sido grandes artistas,
otros simplemente estaban locos.
Y el resto, eran absolutamente intrascendentes,
esos también me gustaban,
me encantaba su cuenta pendiente con la vida,
su falta de creatividad, su soledad.
Definitivamente esos me gustaban.
 Espero que algún día, aunque sea uno o dos de ellos,
simplemente cierre los ojos, y entienda que a veces es mejor así.
  Ahora son las 1:19 pm del viernes,
y por suerte,
tengo una resaca horrible.

Será que llevo mi niño,
aún, de la mano,
y por eso no entiendo
del razonamiento natural
que supuestamente debemos entender.
O que me descubro cada día,
despertando azares.
 Será que no valoro tanto la mañana,
pero a veces, y solo en invierno,
me retuerce de amor el primer sol del día.
  Resumiendo, para quien busca y no puede ser feliz,
es hora de reflejarnos en la simpleza
de las cosas,
de disfrutarnos descalzos,
cantando a los gritos.
De disfrutarnos ,
en cada rincón oscuro del corazón,
en lo desconocido.
Es hora de permitirnos
a nosotros mismos,
el amor en cada cosa.