Será que llevo mi niño,
aún, de la mano,
y por eso no entiendo
del razonamiento natural
que supuestamente debemos entender.
O que me descubro cada día,
despertando azares.
Será que no valoro
tanto la mañana,
pero a veces, y solo en invierno,
me retuerce de amor el primer sol del día.
Resumiendo, para
quien busca y no puede ser feliz,
es hora de reflejarnos en la simpleza
de las cosas,
de disfrutarnos descalzos,
cantando a los gritos.
De disfrutarnos ,
en cada rincón oscuro del corazón,
en lo desconocido.
Es hora de permitirnos
a nosotros mismos,
el amor en cada cosa.
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