domingo, 31 de enero de 2010

Buenos Aires, almadepiedra.

Yo vi la tristeza en los ojos de los demàs,
en el alma,
vi la violencia y el maltrato (y fuè horrible)
y vi salir el sol una cantidad innumerable de veces.
Yo vi la indiferencia en la gente,
vi, como el tiempo se lleva todo,
como cura y alivia tambièn
si uno aprende a esperar.
Vi, caìda tras caìda los golpes de mis amigos,
y los vi levantarse (y aprendì mucho de eso).
Sentì tambien como algunos de esos amigos claramente
me soltaban la mano y todavìa no pude asimilar la idea
de que ser libre significa dejar que los otros sean libres,
libres de amarnos, de partir y de regresar.
Vi un paìs caerse a pedazos,
vi, como Buenos Aires se desmoronaba
con su alma de piedra y su orgullo que todavìa hoy,
no lo deja levantarse.
Escuche la mùsica màs hermosa
y me enamorè de todo eso, de lo màs simple,
de sentarme en el pasto,
de recibir y que me reciban con un abrazo,
de Luis Alberto Spinetta y toda su luz,
de que una sonrisa se puede transmitir
y que es bueno saber cuando y quien la necesita.
Despuès de todo, espero que a los que vienen atras mìo algo los salve,
porque es inevitable pensar y sentir que todo se està por caer,
y que suerte y que bueno para quien como yo, en tan poco tiempo,
pudo ver y sentir cada una de esas cosas.

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